Lo Virtual y la Educación

Tradicionalmente, ha existido una tendencia a asociar lo virtual con lo irreal, pero, ¿es esto correcto? Pierre Levy en su libro “¿Qué es lo Virtual?” nos pasea por un conjunto de reflexiones acerca de lo virtual y la virtualidad.


Comencemos por la idea de lo que es


En primer, lo irreal es lo que no existe, pero eso no es lo virtual. Tomemos una idea. En toda semilla hay un árbol, potencialmente, toda semilla es un árbol; virtualmente, toda semilla es un árbol. Por lo tanto, lo virtual encierra aquello que tiene el potencial de ser, y es por ello que es la semilla de toda mutación cultural y, por ende, humana. Lo virtual es lo que encierra la capacidad de convertirse en otra cosa. Por lo tanto, es fecundo y potente. Lo virtual es lo que encierra la capacidad de crear y abrir horizontes hacia nuevas posibilidades no materializadas.

Ahora bien, potencialidad no es posibilidad. Todo lo posible es aquello que se puede manifestar en lo real, pero tal cual es, tal cual es conocido. Y esa entidad real se manifiesta en lo actual. Pero la virtualización, como proceso fecundo y creativo, es más bien el espacio donde se plantean los problemas que buscan solución; por lo tanto, lo virtual es un camino que, partiendo de lo actual, busca llegar a lo posible. Es por ello, que, de acuerdo con los planteamientos de Levy, lo virtual se opone a lo actual.

Lo virtual es diferente de lo posible porque este último ya está constituido, se realizará sin cambio, es aquello que es real, pero que sólo le falta manifestarse en la existencia. Sin embargo, lo virtual, partiendo de la problemática, se convierte en un haz de tendencias y/ fuerzas que acompañan a una entidad en una situación dada, y en ese sentido, es un problema que reclama solución, por ello se dinamiza en un tremendo abanico de posibilidades. Y es sólo en su actualización como ese problema consigue solución.

Entonces, una entidad, a la luz de un acontecimiento, da cabida a unas circunstancias que expresan una necesidad de virtualización, y al reclamar la solución a los problemas suscitados, lo virtual constituye múltiples instancias potenciales de la entidad, quien ganará su espacio de manifestación según sean los acontecimientos que continúen, haciendo de ello un ciclo virtuoso de creación.

Virtualización como uno de los vectores de la creación de la realidad.


Veamos porqué la virtualización manifiesta la creación. La realización como proceso es simplemente la ocasión que tiene un posible predefinido; recordemos que lo posible es real en tanto se manifieste. Por su parte, la actualización es un proceso por el cual una solución a una problemática compleja ve su nacimiento; por lo tanto, la actualización es la respuesta a la exigencia de una solución, y así, es un proceso de invención. Y entonces, ¿qué papel juega la virtualización? Nada menos que la dinámica que trae una solución de ese haz de tendencias y fuerzas a lo actual, como consecuencia de haberse previamente alimentado de las problemáticas de lo actual: el mencionado ciclo creativo.

La virtualización es un proceso creativo puesto que se centra en la entidad objeto de estudio, busca llegar a lo más profundo de su cuestión ontológica, entendiendo su ser, y al asir una instancia de una problemática particular, logra generalizar a partir de esa actualidad. Por lo tanto, la virtualización de esa entidad pasa de instancias de soluciones a instancias de problemas que buscan una solución y son capaces de hacer mutar a la entidad. Por ello, la virtualización es un proceso de mutación que evoluciona.

Veamos un ejemplo. Tomemos una compañía tradicional. En ella existe un espacio físico, donde un conjunto de personas comparte temporalmente el mismo, en busca de lograr unas metas comunes. Aceptemos esta sobre-simplificación. Pero, ¿qué pasa ante el reto de la globalización, ante los recursos humanos ubicados en cualquier lugar, y ante las exigencias de clientes las 24 horas, los 365 días del año? ¿qué pasa ante la necesidad de la ubicuidad? En estos escenarios nace la empresa virtual. Pero ella no es el producto de una modificación de la empresa física. Es una de múltiples soluciones a un problema que hizo necesario afectar la concepción de la entidad empresa, de una manera que anteriormente no se había concebido. Se afrontó el proceso creativo y se rompieron los espacios físicos, dando inicio también a la ruptura de los espacios temporales. Se actualizó la instancia de la empresa. Lo virtual se manifestó en lo real, actualizándolo, y con ello surgirá un ciclo, ya no de problemas, sino de oportunidades que continuarán mutando la entidad.

Un espacio fuera de allí


El ejemplo anterior nos acerca a una característica intuitiva de lo virtual: es imperceptible, frente a lo tangible de lo real, pero indiscutiblemente se manifiesta. Lo intuitivo nos dice que lo virtual “no está ahí”. Lo virtual no requiere un lugar, está desterritorializado.
Y ello es lo que nos permite comprender que la virtualización no es sólo un proceso tecnológico de reciente data. Al contrario, lo virtual está en todo lo que “está fuera de ahí”: la imaginación, la memoria, el conocimiento, la religión. Todos ellos son vectores de virtualización que nos han sacado de “ahí” y que han generado grandes mutaciones evolutivas culturales. Y todo ello ha existido mucho antes de lo informático y de lo digital.

Pero aun desterritorializados, aun así, las comunidades existen gracias a sus afinidades, sea la empresa virtual, sea un espacio educativo, sea cualquier pasión compartida entre muchos dispuestos a romper las barreras espacio temporales y convivir en la relatividad de cada quien. La sincronía / asincronía y las percepciones también cambiarán la percepción de velocidad. Cuando me responden asíncronamente, ¿es más lento? No necesariamente, porque si ello ocurrió mediante un correo electrónico, la persona que lo recibió (aún mucho tiempo después), lo acaba de ver y lo respondió inmediatamente. En estas comunidades la cronología y el territorio físico pasan a un segundo plano, y surgen como protagonistas la subjetividad, la significación y la pertenencia. Los tiempos y los espacios responden a una concepción individual, casi irrelevante para los demás.

Este fenómeno nos hace nómadas de la virtualización, en las diferentes redes a través de las cuales vamos saltando, cumpliendo diferentes roles en cada una, y satisfaciendo diferentes expectativas y necesidades a lo largo de ellas.

Lo virtual y la educación


Las propuestas de Levy, más que encantadoras, tienen el gran valor de mostrar una proyección muy positiva del fenómeno de lo virtual. Aún escrito su libro a finales de la década de los 90 del siglo pasado, es sabroso disfrutar sus páginas.

Y más enriquecedor aún es ver cómo permite comprender, asir mejor la propuesta de la educación a distancia como fenómeno de lo virtual. Primero, nos demuestra la imperiosa necesidad de crear nuevos patrones, pues la virtualización responde a un problema de educación que demanda nuevas instancias didácticas. Lo virtual es creativo y la educación virtual exigirá entonces de todo su constructivismo social para abordar procesos disruptivos, cónsonos con nuestra realidad digital.
Segundo, comprenderá que la comunidad, estudiantes, docentes y operadores técnicos y de contenido, junto con todos los administradores, serán individuos que comparten un espacio de intereses comunes, pero desprendidos de la cronología y del territorio.

Finalmente, el espacio de educación virtual será parte enriquecida y enriquecedora de una gran inteligencia distribuida en todas partes, en medio de una valoración continua, donde (independientemente de las cronologías sincrónicas y asincrónicas) la sinergia de todas sus partes ocurrirá en tiempo real.

En su momento, Levy anteponía la inteligencia colectiva producto de la virtualización por encima de la inteligencia artificial, y hasta el momento, el tiempo le ha dado la razón. Quizá lo que no visualizó en su momento fue el impacto de la educación virtual. Levy postuló a la tecnología, las finanzas y a los medios de comunicación como los grandes operadores de desterritorialización ligados a los cambios más significativos, y hasta violentos, en la estructura de la realidad social. Y si bien ello es cierto, hoy en día la educación virtual y a distancia, es otro de esos grandes movilizadores.


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