GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO Y LA ACADEMIA. Parte 1: El Reto del Conocimiento en el Siglo XXI



La Gestión de Conocimiento ha sido un campo de investigación que ha generado enormes cantidades de proyectos y contenidos en los últimos 20 años. Indudablemente, su valor es incalculable y también en muchos casos intangible para cualquier institución. 


Pero antes de continuar abordando el tema, tomemos una definición para comenzar a construir.

“La Gestión de Conocimiento (GC) es una estrategia deliberada y sistemática para la optimización de una organización, que promociona y habilita la selección, filtrado, almacenamiento, organización, empaquetamiento y comunicación de información esencial para satisfacer la razón de ser de una empresa de manera tal que mejore el rendimiento de sus empleados y su competitividad corporativa.” (BERGERON, 2003, pág. 8. Traducción del autor).

Ahora bien, como se puede desprender de esa definición, su alcance es muy amplio, aplicándose prácticamente en cualquier industria.  Por nuestra parte, focalicemos el desarrollo de este tema en el sector académico o de educación superior.

La Gestión del Conocimiento es parte fundamental de la gestión académica. La universidad, a través de profesores e investigadores, tiene la responsabilidad de generar y difundir conocimiento. Si a esta misión se agregan los entornos de e-learning, en cualquiera de sus modalidades virtuales, la responsabilidad es aún mayor, pues además tendrá que poner a disposición su “biblioteca” a través de estos medios electrónicos. Y si adicionalmente se reconoce la naturaleza fundamentalmente constructivista y conectivista de las comunidades virtuales de aprendizaje, entonces la GC ha de ser visualizada en un alcance realmente amplio y profundo al mismo tiempo. Amplio, pues ha de satisfacer las necesidades de toda la comunidad de aprendizaje (profesores – investigadores – alumnos – gestores); profundo, pues el requerimiento académico de formación de conocimiento responde a criterios de rigurosidad que deben persistir, más allá del medio de aprendizaje.

En ese sentido, la definición puede ser ajustada para que responda a esta visión un poco más específica, pero no menos retadora, proponiendo el siguiente enunciado:

La Gestión de Conocimiento es una estrategia deliberada y sistemática para optimizar la gestión académica de una institución de educación superior, la cual promociona y habilita la selección, filtrado, almacenamiento, organización, empaquetamiento y comunicación de información esencial, para satisfacer las necesidades académicas e investigativas de alumnos, profesores y de toda la comunidad educativa en general, mejorando su rendimiento y competitividad.


En este sentido, se pueden identificar cuatro aspectos clave de la GC, según se indican a continuación:

  1. Las demandas que debe satisfacer el conocimiento, en función de las realidades del siglo XXI
  2. Los aspectos colaborativos asociados al consumo y construcción del conocimiento: la sociedad del conocimiento.
  3. Los procesos que determinan la forma de detectar, gestionar y entregar conocimiento.
  4. La tecnología que habilita la gestión del conocimiento.

En esta entrega se aborda el primer aspecto y se dará un vistazo a cómo se observan las necesidades en este siglo XXI, pasando a analizar algunos de los lineamientos, por usar un término, que se presentan para gestionar el conocimiento que propulsará al individuo, a la sociedad y a la humanidad, a los retos de este nuevo milenio que apenas comienza.

Los siete saberes fundamentales

Edgar Morín estableció un conjunto de siete saberes que él califica de fundamentales y que deberían ser cubiertos por la educación (MORIN, 1999). Estos saberes son pertinentes para cualquier sociedad o cultura, más allá de la ética y moral propias de cada una de ellas.

Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión

El conocimiento humano presenta tendencias tanto al error como a la ilusión, y no se preocupa en absoluto por hacer conocer lo que es conocer. Por lo tanto, es necesario introducir y desarrollar en la educación el estudio “de las características cerebrales, mentales y culturales del conocimiento humano, de sus procesos y modalidades, de las disposiciones tanto síquicas como culturales que permiten arriesgar el error o la ilusión”

Los principios de un conocimiento pertinente

Es primordial promover un conocimiento acorde a los problemas globales y fundamentales y que de allí se desprendan las diferentes especializaciones, parciales en su naturaleza. Ello demanda una comprensión del contexto que ubique cualquier especialidad desde una perspectiva de valor, con la aprehensión de todas las partes y relaciones existentes.

Enseñar la condición humana

El ser humano es complejo y multifactorial, lo que requiere que cada quien se reconozca en su identidad propia compleja y su identidad común a los demás. Es por ello que la condición humana es esencial a cualquier educación, y ella consigue expresión en la unión existente entre la unidad y la diversidad de lo humano.

Enseñar la identidad terrenal

¿Puede seguir existiendo cada país, cada sociedad independiente de las demás? Morín habla de un “era planetaria”, donde la identidad del todo terrenal va más allá de una manifestación de deseo, realmente es una necesidad. La comunicación y solidaridad planetaria, global, para atacar los problemas del planeta no pueden ser diferidas.

Enfrentar las incertidumbres

Descubrir certezas también levanta nuevas incertidumbres. Por lo tanto, es necesario educar en estrategias que permitan avanzar aún ante riesgos e incertidumbres. Es importante poder atacarlas y comprender que la historia no marca un camino determinístico, sino más bien está a la espera de nuevos escenarios nunca antes acaecidos.

Enseñar la comprensión

Dice Morín “la comprensión es al mismo tiempo medio y fin de la comunicación humana”. Si ya se ha hablado de globalidad y solidaridad, la incomprensión debe ser abordada desde sus raíces para asegurar que las comunicaciones humanas están despejadas de egoísmos expresados en la xenofobia, el racismo y otras formas de desprecio humano. Ello sin duda aportará exponencialmente a la paz planetaria.

La ética del género humano

La condición humana juega, en opinión de Morín, un papel ternario: el ser humano es a la vez individuo, forma parte de una sociedad y es miembro de una especie. Entonces se propone una conformación de una ética, más allá de las lecciones de moral, que persiga, mediante la democracia, el control mutuo entre el individuo y la sociedad, y mediante la ética, el reconocimiento de cada individuo como parte de la humanidad, un “ciudadano planetario”

Del aprendizaje y la pedagogía

La UNESCO ha estado muy observante del desarrollo del conocimiento global y las necesidades que se imponen a los procesos de aprendizaje. No será de extrañar la alineación entre estas propuestas con los siete saberes de Morín. Es así como propone seis tareas fundamentales (UNESCO, 2015 a):

  1. La integración multicultural para hacer frente a la inmigración y la evolución demográfica;
  2. La reducción del abandono prematuro de los estudios para luchar contra el desempleo y fomentar la educación de la mano de obra;
  3. El estímulo del talento para impulsar una economía “inteligente” que se funde en los conocimientos y la innovación;
  4. La promoción de un tránsito más rápido y cómodo de la escuela al trabajo para reducir las trabas entre el mundo del trabajo y el de la educación;
  5. La facilitación de la vuelta al mercado de trabajo, principalmente para resolver el desempleo prolongado; y
  6. El impulso de la formación permanente para que todos los ciudadanos puedan mantener al día sus competencias y responder rápidamente a la evolución de las condiciones de trabajo

Es en este entorno donde nacen las siete habilidades capitales para el ciudadano del siglo XXI (UNESCO, 2015 c), a saber:

  • Pensamiento crítico y resolución de problemas;
  • Colaboración y liderazgo;
  • Agilidad y adaptabilidad;
  • Iniciativa y espíritu empresarial;
  • Comunicación oral y escrita eficaz;
  • Acceso a la información y análisis de la misma; 
  • Curiosidad e imaginación

Más allá de todos los objetivos de desarrollo que pretenda la sociedad, incluso una sociedad de conocimiento, existe implícita una función pedagógica, en línea con las necesidades del siglo XXI, una época donde impera lo digital. Existe un amplio acuerdo (UNESCO, 2015 a) en que, además de la lectura, la escritura y la aritmética, como disciplinas tradicionales, la actualidad digital demanda aptitudes transferibles, como el espíritu crítico, la capacidad de resolución de problemas y las virtudes cívicas, entre otras, las que se fundamentan en cuatro pilares (UNESCO, 2015 b), que se reseñan a continuación.

En primer lugar, aprender a conocer, comprende el aporte de la sociedad del cocimiento más allá de los saberes estrictamente cognitivos, aquellos que van a desarrollar las capacidades meta-cognitivas del individuo, a fin de que haga un balance continuo de sus saberes, asegurando su resiliencia a las demandas del ambiente.

En segundo término, aprender a hacer, como un vínculo entre conocimientos y habilidades, aprendizajes y competencias, conocimiento codificado y conocimiento tácito, aprendizajes creativos y aprendizajes adaptadores, convirtiéndolos en habilidades valiosas. Estas habilidades pasarán por: (1) pensamiento crítico, (2) resolución de problemas, (3) comunicación y colaboración, (4) creatividad e innovación y (5) la alfabetización o adquisición de conocimientos básicos sobre información, medios de comunicación y tecnologías, en general, y tecnologías de la información y comunicación (TIC), en particular.

Luego, en tercer lugar, el aprender a ser, como la expresión de las cualidades personales que conforman las identidades de las personas, la orientación de sus respuestas ante los fracasos, los conflictos y las crisis, y su preparación para afrontar los difíciles problemas del siglo XXI con los que se toparán, todo ello más allá de lo únicamente cognitivo. Este ser se verá expuesto en las capacidades de: (1) competencias sociales e interculturales, (2) iniciativa, autonomía y responsabilidad personal, (3) competencias de producción de sentido, (4) competencias meta-cognitivas, (5) competencias de pensamiento emprendedor y (6) el aprender a aprender unido a los hábitos de aprendizaje a lo largo de la toda la vida.

Finalmente, el aprender a vivir juntos, dando respuesta a la necesidad que tienen los equipos de trabajar de forma cooperativa, para alcanzar niveles más altos de pensamiento y retener la información durante más tiempo que cuando se trabaja en solitario. Se deberá desarrollar las capacidades para: (1) buscar y valorar la diversidad, (2) trabajar en equipo e interconexión, (3) desarrollar la ciudadanía cívica y digital , (4) desarrollar la competencia global y (5) desarrollar la competencia intercultural.

¿Cómo se impacta a la Gestión del Conocimiento?

Antes de responder esa pregunta, ¿se puede continuar aplicando paradigmas educacionales tradicionales ante las propuestas presentadas? De partida, se puede considerar el sistema tradicional ya inapropiado. Los problemas que se deben abordar son abiertos y multidisciplinarios, y ellos ejercen una fuerte presión sobre la sociedad en general. Por ello se ha evidenciado una mezcla de aspectos sociales y tecnológicos, que deben apoyar en el desarrollo de las capacidades y destrezas específicas ya citadas. Ese entorno es uno altamente colaborativo y activo. La construcción de soluciones a partir de las experiencias, investigaciones y desarrollos previos representa una ruta expedita que llevará a propuestas más efectivas y globales.

De allí parte la respuesta en cuanto a la GC. Si de alguna manera se apoya la colaboración y la construcción, es a través de experiencias de e-learning. Pero si de alguna manera se completa la captura de la experiencia como un capital, sutil e intangible, pero determinante a la hora de ejecutar e innovar, es a través de la Gestión de Conocimiento.

Se ha mostrado un contexto claro y exigente que permite delinear la necesidad de una Gestión de Conocimiento que responda a ese marco. Antes de cerrar esta primera entrega, se muestra a continuación las estrategias prioritarias que ya han emergido desde el 2019 en la GC.


En la siguiente entrega se tratarán las comunidades que juegan en el cotidiano gestionar del conocimiento, ya sea construyéndolo, consumiéndolo y haciéndolo accesible a las masas, en el entorno de la Sociedad del Conocimiento, para satisfacer las exigencias expresadas en este artículo.

Referencias

APQC. (2019). Knowledge Management in 2019. USA: APQC.

BENITEZ, S. (2018). Una mirada epistemológica a la gestión del conocimiento en las universidades del futuro. (H. ULA, Ed.) Revista Venezolana de Sociología y Antropología, 28(83).

BERGERON, B. (2003). Essentials of knowledge management. USA: John Wiley & Sons, Inc.

MORIN, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Paris. Francia: UNESCO.

UNESCO. (09 de 2015 a). El Futuro del Aprendizaje (I). Obtenido de UNESCO - Biblioteca Digital: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000234807_spa?posInSet=2&queryId=d515faaf-c9ac-49d1-bd8a-28b2c52b819c

UNESCO. (11 de 2015 b). El Futuro del Aprendizaje (II). Obtenido de UNESCO - Biblioteca Digital: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000242996_spa?posInSet=4&queryId=d515faaf-c9ac-49d1-bd8a-28b2c52b819c

UNESCO. (12 de 2015 c). El Futuro del Aprenidzaje (III). Obtenido de UNESCO - Biblioteca Digital: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000243126_spa



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